
El eterno descanso de Yésica Pérez Amador
Santísima Virgen de Guadalupe,
Madre tierna que acoges a tus hijos en el dolor,
hoy vengo a ti con el corazón herido por la partida de mi amiga
Yesica Pérez Amador, cuya alma entregamos a la misericordia de Dios.
Ella atravesó momentos de oscuridad tan profundos,
que no pudo encontrar otra salida más que partir de este mundo
por su propia mano.
Tú, que conoces cada lágrima y cada herida del alma,
intercede por ella, Madre buena,
para que sea envuelta por la infinita luz de Cristo.