Madre mía, sabes bien cuánto hemos sufrido y luchado. Los dolores que hemos padecido han fortificado nuestra fe: pero hoy vengo ante ti a suplicarte de posar tu manto sobre mi hermana yobtener su sanación (los médicos se rindieron) y te pido también por tu intersección la conversión y arrepentimiento de mi padre. Te encomiendo toda mi familia. Te quiero, Tu hija, Mari